jueves, 27 de junio de 2013

Carta dirigida al Director del IES. Leonardo Torres Quevedo de Santander,  Sr. Dn. Ángel Ruiz del Árbol Pérez.

Sr. Director del IES. L. Torres Quevedo, con todos mis respetos, Vd. el 14 de este, en el Juzgado de Instrucción Nº5 (Las Salesas), sala de vistas nº 5,   asistió como denunciado en un juicio de faltas, por maltrato verbal y físico a un profesor del Centro, recién jubilado. Debo decirle, respetuosamente, que - “Vd. mintió grave y descaradamente” – Los hechos que sucedieron, de  –  “malos modos, no dejar hablar al Profesor, insultos, actitud absolutamente despótica y el violento empujón con las dos manos, para sacar al Profesor del despacho, al que anteriormente había sido citado, a través del Sr. Conserje”- Son hechos, totalmente reales, tanto- como que somos mortales-. Pienso que ante la denuncia de unos hechos reales, uno se puede disculpar, tratar de justificarlo….etc., pero siempre asumiendo los hechos que uno hace, nunca negarlos.  Me parece de lo más vil, indecente e indigno, caer en esto último, e impropio de quién desempeña la Dirección en un Centro de Educación.
Ante esto que le va a decir a sus alumnos?, que va a decir en el Claustro?, que va a decir en el Consejo Escolar?, que va a decir en la Consejería?, donde también ha sido denunciado, contundentemente.
Por su bien, y el de toda la Comunidad, le ruego, recapacite, Sr.
Santander a 27 de junio de 2013.



 Un testigo directo                                 Fdo: Luis Elío

miércoles, 26 de junio de 2013

                 Escándalo en el IES. L. Torres Quevedo de Santander
Escribe un profesor recién jubilado-
El 8 de abril de este año acudo al Centro, para comunicar la confirmación de jubilación voluntaria, que había solicitado, pues ya reunía los requisitos necesarios, y me dirijo a Jefatura de Estudios; cual es mi sorpresa, que una conserje del centro me comunica que por orden del Sr Director- “Debo abandonar el Centro o sino llama a la policía, sin más” yo me quedo perplejo, ante situación tan absurda, pues no había motivo alguno para tamaña estupidez, no dando crédito a lo que estaba oyendo; abro la caja de bombones que llevaba para despedirme de mis compañeros, en la sala de profesores y quedo con el jefe de departamento para el día siguiente llevarle los informes que me había pedido.
El 9 de abril vuelvo al Centro con el informe y calificaciones de mis alumnos para mi sustituto, tengo que discutir con la conserje del día anterior, pues se negaba hacerme fotocopias de estos documentos, alegando que yo, ya no estaba en el Centro; consigo que las haga y me dirijo a entregarlo al Jefe de Departamento, como había quedado el día anterior, así como las llaves de las aulas  que utilizaba para dar clases. Al salir ya y despedirme de otro conserje, cordialmente( en el Centro hay tres conserjes), este me dice que el Sr. Director, quiere verme; yo pienso, que es para disculparse por lo del día anterior y así quedar como un caballero; pero resultó que no, de ninguna manera. Me asomo prudentemente a la puerta de su despacho, y lo que veo son malos modos, groserías y actitud totalmente despótica, me dice que yo no puedo estar en el Centro y que va a llamar a la policía, le trato de explicar el motivo por el cual había ido al Centro, pero no me deja hablar,  cuando le llamo la atención por sus maneras, este me responde- “que él hace lo que le sale de los cojones”- cuando le digo que él es el director y debe guardar las formas, me expulsa de su despacho, yo le vuelvo a pedir buenos modales, pues consideraba que de ninguna manera merecía yo ese trato,  fué  entonces  cuando me propina un violento empujón, con las dos manos, por la parte lateral izda., desplazándome fuera de la puerta de su despacho. Yo quedé petrificado pues no me podía creer semejante situación.  Debo apuntar que mi jubilación era totalmente legal, y hasta entonces había estado dando clases a varios grupos de alumnos y algunos de ellos no eran fáciles de llevar, sino todo lo contrario, y que yo sepa, yo no había cometido fechoría alguna.
Habitualmente cuando se jubilaba un profesor, se le hacía un regalo, se hacía una comida homenaje…etc, que tampoco es que yo, lo pida. Pero un trato así, me parece repugnante, vomitivo y de Juzgado de Guardia.
Santander a 27 de junio de 2013